domingo, 17 de julio de 2011

domingo, 3 de julio de 2011

En la azotea.

Realizo sueños por encargo,
hago compra-venta de aire y hierbabuena
pinto remolinos alargados 
y a mi lado caminan hasta piedras.

Converso con el mudo desaliento
siembro sonrisas como orejas
vuelo con el pájaro enjaulado
y admiro al loco en su vehemencia.

Sendero de alturas y rarezas
enredo de ilusiones y tristeza.

¿Somos todos los que estamos? O estamos todos los que somos.

El motor de todo cambio es la fé, la creencia en que las cosas pueden cambiar, ir a mejor. Y, que en la implicación de todos reside la fuerza para que ese cambio no sólo sea superficial.


Si no implicamos a cada uno de los estratos que componen nuestra sociedad, todo será una mera ilusión. Una nueva decepción que masticar amargamente mientras "los otros", se frotan las manos.